Somos una iglesia…
Creemos que el fundamento de la vida cristiana es una relación íntima con Dios que permita el desarrollo espiritual de cada creyente a diario a través del devocional. El rol que nos ha entregado el Señor como iglesia es guiar a cada persona a conocerlo cada día más.
Nuestra fe está puesta en Dios el Padre y creador de todo; en Jesucristo, el Hijo de Dios que dio su vida por nosotros para redimirnos del pecado; y en el Espíritu Santo de Dios, el cual hace evidente Su buena voluntad, agradable y perfecta para la humanidad.
Nuestra misión es dar a conocer a todos la buena noticia de la Salvación a través de la fe en Jesús. El Señor Jesús aceptó la misión de rescatarnos de nuestra mala manera de vivir y se entregó como sacrificio para liberar nuestra alma de las consecuencias del pecado: una eternidad de tormento lejos de su presencia. Como iglesia anhelamos que cada creyente tenga la oportunidad de conocer a Jesús como su Salvador.
Creemos que la clave para vivir una vida cristiana de éxito es entender la profunda verdad espiritual acerca de la experiencia de la Cruz que vivió Jesús. Sabemos que al entenderla, en ella encontramos la provisión, la sanidad, el perdón y la restauración de Dios para su pueblo. Así mismo, creemos en el poder redentor de la sangre de Cristo que nos limpia y nos libera para apropiarnos de la vida victoriosa a la que Dios nos ha llamado.
Nuestra visión es convertir a cada miembro en un líder que impacte vidas a través de la formación de personas que tomen la iniciativa y que motiven a otros para generar un cambio positivo en su entorno, siempre guiados por Dios.
Nuestra iglesia está enfocada en ayudar a las familias para que tengan hogares que reflejen el carácter Jesús y la armonía del Espíritu Santo. Sabemos que la familia es el núcleo de la sociedad y que si la fortalecemos, podremos hacer una diferencia en el mundo de hoy.
Como seguidores de Cristo, nuestro anhelo es servir a otros sin esperar nada a cambio, justo como Él lo hizo. El amor y la compasión son la base de nuestra actitud de servicio constante. Nuestra mayor recompensa es la alegría que podemos llevar a quienes servimos.
Somos una iglesia apasionada por Dios y por nuestra comunidad. La pasión es el sello de cada cosa que ideamos, creamos y hacemos. Nuestro corazón arde por establecer el reino de Dios en la tierra y por aumentar la calidad de vida de cada uno de nuestros miembros.